Realizar una revisión a conciencia de los escondites favoritos de los parásitos más comunes y llevar a cabo un mantenimiento son las medidas más eficaces para evitar sufrir una plaga en un piso de alquiler. La presencia de plagas en el hogar deteriora la higiene ambiental y tienen la capacidad de transmitir numerosas enfermedades víricas y bacterianas a los humanos, así como provocar alergias y asma.
Con septiembre se reactiva la época del alquiler, especialmente de los pisos compartidos para estudiantes universitarios. Una tarea complicada no ya por la alta demanda y la subida de precios, sino por las dificultades que entraña encontrar una vivienda sin vicios ocultos.
Uno de los inmuebles donde es más frecuente encontrarse con plagas son los pisos de alquiler dado que no siempre es posible conocer el historial respecto a la aparición de insectos ni el grado de limpieza de los inquilinos previos.
Además, el incremento de temperaturas a lo largo del año debido al cambio climático y las altas temperaturas estivales han propiciado la presencia de plagas en casa y en las vías públicas. A esto se suma la necesidad de reducir gastos durante la crisis económica, minimizando las intervenciones de control de plagas y las tareas de limpieza y recogida de basura. El caldo de cultivo perfecto para las plagas.
El listado de enfermedades y alergias que puede causar una plaga ya sea de aves, roedores o ciertos insectos, es muy amplio. Desde infecciones urinarias y de intestino, a salmonelosis, fiebre tifoidea, hepatitis infecciosa, leptospirosis, toxoplasmosis, tenia, hidatidosis… Las chinches, por ejemplo, producen picaduras que pueden desencadenar alergias leves o infecciones cutáneas al rascarse. Mientras que las pulgas transmiten enfermedades como el tifus o la peste. Las cucarachas y las moscas son un verdadero foco de contaminación de alimentos, y las arañas y los mosquitos causan picaduras de diferente gravedad. Por otro lado, los ratones y algunas cucarachas pueden llegar a provocar cortocircuitos que conlleven riesgo de incendio, ya sea en redes eléctricas como en electrodomésticos.
Realizar una revisión general del inmueble antes de entrar a vivir en un piso de alquiler o en cualquier otra vivienda puede ahorrar muchos quebraderos de cabeza, ¡y es más sencillo de lo que parece! Existen una serie de indicios que indican la presencia de las plagas domésticas más comunes como roedores, arañas, cucarachas, chinches u hormigas. Estos insectos y animales tienen lugares predilectos, como la cocina, el baño o el garaje, donde suelen dejar rastros de su presencia.
Señales delatoras: qué buscar y dónde para identificar plagas comunes
- Excrementos a lo largo de las paredes o en zonas de gran actividad y movimiento como los armarios, debajo de los fregaderos o detrás de los frigoríficos. Es un claro signo de actividad de roedores o cucarachas. Su tamaño y cantidad ayudan a identificar el tipo de parásito:
– Los ratones dejan montones pequeños y negros (3 – 8 mm) y pueden aparecer entre 50 – 80 por noche.
– Las cucarachas dejan manchas marrones de forma irregular de menos de un milímetro de ancho. Suelen aparecer en zonas con abundante agua, como cocinas y baños. También se debe observar si hay estuches de huevos y pieles, ya que mudan de piel entre cinco y ocho veces.
- Marcas de grasa en paredes, zócalos y zonas de paso. Indican la presencia de roedores. Aparecen por el roce de la piel de los ratones con las superficies.
- Sitios predilectos donde ocultarse. La cocina es el lugar perfecto para las cucarachas ya que allí encuentran todo lo necesario para sobrevivir: comida, agua y calor. Pueden moverse a toda velocidad por cualquier superficie, cristal incluido, y escabullirse a través de sitios estrechos. Se ocultan tras los muebles y despensas, entre paredes, debajo de fregaderos y lavavajillas, en los motores de frigoríficos y congeladores o en otros electrodomésticos más pequeños como microondas, cafeteras, tostadoras y batidoras.
- Nidos detrás del frigorífico. Los ratones construyen nidos con materiales como periódicos y tejidos hechos trizas. Suelen estar en recovecos y zonas ocultas, y a menudo contienen crías de ratón.
- Agujeros o mordeduras en muebles y paredes. Es otra señal típica de una plaga. Los ratones y las ratas necesitan desgastar constantemente sus dientes, que nunca dejan de crecer, por lo que tienden a morder objetos como cables, esquinas, madera e, incluso, tuberías.
- Montones de tierra alrededor de agujeros. Algunos insectos como las hormigas suelen dejar un rastro con feromonas para señalar el camino hacia una fuente de comida. Así consiguen desplazarse largas distancias, y agruparse en torno a fuentes de alimentación.
- Puntos rojos o manchas oscuras en el colchón y los muebles del dormitorio. Es un indicio de infestación por chinches, un parásito que, como las pulgas, se alimenta de la sangre humana. Suelen anidar en grietas y hendiduras de las paredes o el mobiliario. Conviene revisar, sobre todo, estructura de camas, colchones, mesillas, rodapiés e incluso enchufe.
- Otros escondites habituales de las plagas son las molduras, zócalos de madera, esquinas y grietas de las paredes.
Estas no son las únicas señales que ayudan a desenmascarar a estos pequeños enemigos. Agudizar otros sentidos como el olfato y el oído resulta muy útil; es posible oír y oler señales de la presencia de plagas antes de verlas. Muchos roedores e insectos son más activos durante la noche y se desplazan debajo del suelo o dentro de las paredes. No conviene ignorar ningún ruido extraño que provenga de la buhardilla, el trastero, las tuberías o la calefacción. Que las tuberías y conductos eléctricos estén bien sellados.
Por último, conviene estar atento a otras señales como un olor a amoníaco (ratones) o dulzón (chinches), manchas de sangre en las sábanas, insectos vivos de pequeño tamaño o restos de pieles secas.
Pese a que toda medida de prevención es útil, lo más efectivo si se encuentran evidencias de infestación es contar con los servicios que ofrecen empresas profesionales. Con más de 40 años de experiencia, Rentokil Initial cuenta con un equipo de técnicos expertos capaces de resolver el problema con la mayor seguridad posible gracias a tratamientos profesionales. Sólo así se podrá impedir que una primera evidencia de infestación se convierta en un problema para la salud pública.
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